Las corrientes migratorias en Ecuador han tenido en el tiempo distinto origen y condiciones diversas. Ecuador históricamente ha recibido corrientes migratorias procedentes del Imperio Otomano (ciudadanos de origen árabe), judíos que huían de la Segunda Guerra Mundial y colombianos refugiados que escaparon de la violencia guerrillera y paramilitar.
Es verdad que el número ha sido inferior a los flujos migratorios de Brasil, Perú, Venezuela o Argentina, en Sudamérica, y naturalmente de Estados Unidos, en el norte. Dos investigaciones periodísticas presentó EL COMERCIO en su edición del 17 de mayo. Se informó de flujos recientes de profesionales, inversionistas, técnicos y profesores que han llegado recientemente, especialmente provenientes de Estados Unidos, España, Venezuela y Colombia.
Estos profesionales dan su aporte al desarrollo y al conocimiento, y a la economía y a la generación de valor. Otros grupos han llegado buscando cobijo humanitario: mencionamos ya los refugiados que vienen de Colombia o los haitianos acogidos luego del terremoto.
Sin embargo, la declaratoria de ciudadanía universal y la apertura indiscriminada de visitantes sin requerimiento de visa (algo que se revisó para nueve países) estimuló la presencia en el Ecuador de redes de trata de personas como país de paso.
Muchos migrantes son víctimas de negocios millonarios y clandestinos y su propia seguridad es un problema. Un producto de la falta de previsión, la globalización y las inequidades mundiales.