Las delegaciones comerciales de Ecuador y la Unión Europea afrontaron una corta pero fructífera reunión esta semana en Bruselas, con miras a instalar las mesas de diálogo que buscarán alcanzar un futuro acuerdo de comercio.
El primer signo positivo es que nuestro país haya despolitizado el manejo del Comercio Exterior al formar un Ministerio propio. Esa división estuvo incluida en la Cancillería, que ha tenido un sobreexpuesto y polémico perfil político que pudo haber interferido en los procesos inherentes al área comercial.
El Ecuador requiere acuerdos comerciales, debe abrirse al mundo. Avanzar con Europa es más urgente si miramos los impactos del rechazo a las preferencias arancelarias con EE.UU. y si advertimos que los acuerdos con los países de la cuenca del Pacífico son incipientes. Una buena noticia es el rol técnico del nuevo Ministerio y que al frente de él esté un competente funcionario. La cita logró situar los temas en las puertas de una mesa cuyo resultado final aún es lejano.
Ojalá los impactos geopolíticos y la tensa situación de orden mundial no frustren al término del camino este objetivo. Ecuador requiere nuevos mercados, diversificar la producción y la exportación y atraer inversión de primera línea. Aunque habrá que esperar que Europa termine sus vacaciones de verano, los primeros pasos técnicos ya son buen augurio. Paciencia.