El país es el segundo más pobre de ocho naciones de América Latina, según un nuevo enfoque para medir la pobreza que divulgó la Fundación Ethos. El Gobierno descalificó el documento.
El índice Ethos de pobreza cuenta con la revisión técnica y el aval intelectual de expertos de organismos internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, la Comisión Económica para América Latina, Cepal, y varias instituciones sociales y académicas del Reino Unido y México.
La medición fue cuestionada por el Presidente y por otros funcionarios. El cuestionamiento oficial se refiere a que los años de las mediciones en los países no coinciden. Ethos se defiende diciendo que de ese modo se elaboran los estudios estadísticos en todas partes.
Lo de fondo y lo novedoso estriba en los conceptos que se introducen en la medición. Ethos supera las visiones tradicionales de otros índices incorporando factores del entorno a la valoración de pobreza tradicional, como la incapacidad de satisfacer necesidades del hogar. Antes se estudiaban aspectos como los ingresos per cápita de hogar, la educación, el acceso al agua potable y alcantarillado, las condiciones de la vivienda y los combustibles empleados para cocinar y la dotación de energía de las viviendas. Ahora, cuando se habla de entorno, se incluyen los indicadores oficiales de Salud Pública, institucionalidad, aspectos socio-económicos como el empleo y la competitividad, grados de derechos y libertades -como parte de la cultura democrática-, la seguridad, el género o el medioambiente.
Aspectos esenciales de la calidad de vida e indicadores inequívocos del buen vivir proclamado desde el poder y cuya inclusión puede enriquecer la visión pública.