La Ley de Aguas

La A samblea Nacional ha archivado más proyectos de ley que los que ha aprobado. La Constitución, en su Régimen de Transición, priorizó la Ley de Aguas. Sin embargo , la Legislatura venía postergando su tratamiento.

Contar con una norma que otorgue proporcionalidad y equilibrio en el uso de recursos hídricos es un aspecto principal. Se trata de dar derechos y beneficios a los agricultores para que la producción agropecuaria se desarrolle con niveles óptimos. No debemos perder de vista que en el campo se producen los alimentos de consumo interno y de exportación. El agua es un bien cada vez más escaso. Una prioridad nacional es proteger sus fuentes en los páramos y grandes humedales. Luego, permitir que llegue a los distintos actores de los procesos productivos en igualdad de acceso y condiciones y, además, evitar conflictos que suelen ser habituales en las comunidades rurales.

Un aspecto crucial es la oportunidad y eficacia de la consulta prelegislativa; si bien sus recomendaciones no son vinculantes es menester que se observen e incorporen .

Un debate abierto, plural y equilibrado con la sociedad es premisa fundamental de observar para que la ley que arroje la Asamblea recoja con equidad y justicia las inquietudes de las comunidades y de los productores agropecuarios que saben sus necesidades.

En el tratamiento de esta ley es vital una sensibilidad política y social que vaya más allá de mayorías circunstanciales frente a los grandes temas nacionales.

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