LA LARGA TORMENTA EN LIBIA

Las calles de las principales ciudades libias son territorio de guerra desde hace semanas. La OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) tomó control de las operaciones aéreas para garantizar la zona de exclusión que impida ataques de la aviación leal a Gadafi a los civiles indefensos.

La OTAN opera con las reservas que pusieron Alemania y Turquía, en principio, por el mandato del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. La decisión trata de detener las muertes inocentes que una confrontación acarrea cuando las pasiones desbordan la razón.

Gadafi ha efectuado en los últimos días una sola aparición pública con un corto discurso y ante pocos partidarios, pero reiterando que la guerra será larga. La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, ha expresado sin embargo que personas cercanas al autonombrado líder de la revolución libia buscan contactos en pro de una salida al conflicto.

El conflicto va escalando mientras que grupos de rebeldes han proclamado un Gobierno en la ciudad de Bengasi, la primera que pasó a control de los insurrectos.

Las operaciones aeronáuticas de los aliados que han logrado destruir la aviación libia van ganando terreno.

La salida larga puede llevar a pensar que el dolor de la muerte que las refriegas y combates entre leales y rebeldes puede dejar una sangrienta estela de dolor.

Mientras la comunidad internacional optó por la exclusión aérea, la Cancillería ecuatoriana se pronunció porque no se atente contra la soberanía libia. Al tiempo, la población civil de ese país seguía poniendo los muertos y la dictadura de 42 años se aferra al poder en un escenario donde ciudadanos libres de países del mundo árabe siguen luchando por la democracia a costa de su sangre.

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