La fuerte temporada invernal sacude al país. Quito vio, impotente, una lluvia que afectó a un nuevo complejo burocrático.
La inundaciones de las zonas aledañas a la Plataforma gubernamental, cuya inauguración, en un principio, debería hacerse el próximo lunes, revelan varios y serios problemas.
Uno de los sistemas de evacuación de agua en esa zona del norte de la capital, que emplea un sistema de colectores, colapsó por la fuerza de las aguas. A ese caudal inusual -fue la precipitación más fuerte de mayo en 45 años- hay que sumar la deficiente limpieza del colector. Este además acumuló desechos de la nueva construcción, que lo obstruyeron y causaron el embalse de agua. Según el Cabildo de Quito, los constructores son los responsables.
El tema fomentó el debate y el señalamiento de responsabilidades entre la actual municipalidad y la anterior.
Hará falta un peritaje técnico y establecer esas responsabilidades para que alguien se haga cargo del costo de esas obras. No la ciudad, no el gobierno central; ambos gestionan recursos de las personas, y no es la gente la que debe pagar por la mala calidad de la obra o los descuidos desafortunados.
El edificio, cuya estética y altísimo costo también han sido cuestionados, todavía no se inaugura. Y lo cierto es que, según testimonios y vídeos que circularon en redes sociales y varios medios, llovió adentro, el agua caía por las paredes. Hay que auditar con severidad y el responsable debe pagar.