Con la selección de los vocales del Tribunal Contencioso Electoral, cuestionada por sus procedimientos y con una duración de seis años, el país va a afrontar las elecciones generales del 2013.
Ya antes se conoció de la cercanía de los vocales del Consejo Nacional Electoral con el Presidente. Ahora, son los miembros designados del Tribunal Contencioso Electoral los señalados.
Pruebas al canto: uno de los vocales fue asesor del Consejo Electoral; otro de ellos es hermano del abogado de la ministra Doris Soliz en sus demandas contra medios de comunicación y además hermano del coordinador del Ministerio de la Política; hay asimismo otro ex asesor, esta vez de un vocal del Consejo de Participación; una ex funcionaria del Ministerio del Deporte es la cuarta vocal, y completa el grupo la esposa de un asesor del vicepresidente del Consejo. Un grupo de ‘ciudadanos’ vinculado con el poder.
Ellos deberán juzgar y decidir todo cuanto tenga que ver con impugnaciones, litigios entre partidos o movimientos y aun sanciones por vulneración de normas electorales. Además, resolverán sobre temas de financiamiento y propaganda. El país ya siguió con preocupación que el tan proclamado proceso de Participación Ciudadana, una demanda de las mayorías incluida en la Constitución aprobada por el pueblo, haya sucumbido ante instituciones donde el contacto político y la influencia de los dirigentes del movimiento de Gobierno y sus partidarios tenga tanto que ver, lo que le resta independencia.
Si se trataba de crear un poder ciudadano auténtico se consiguió todo lo contrario. Increíble cuando tanto se ha hablado en contra de la vieja partidocracia. Sus viejas prácticas están más vivas que nunca.