Fragilidad vial

El sistema vial de Quito y de la provincia de Pichincha mostró sus limitaciones y fragilidad estos días, cuando se bloqueó la E35.

Fue una suerte que el derrumbe se hubiera producido justamente cuando la ruta que conduce desde el norte de la capital al nuevo aeropuerto, conocida como vía Collas-Aeropuerto, se abrió.

Esa apertura posibilitó no solamente que muchos usuarios se desplazaran a Tababela desde el norte de Quito, sino que los viajeros del norte del país, que tomaban habitualmente el tramo que une Santa Rosa de Cusubamba (al sur de Otón) con Checa, El Quinche, Yaruquí y Tababela, tengan una alternativa.

La E35 ya está nuevamente operativa. Se espera que el Ministerio de Obras Públicas cuente con recursos para su ampliación, ya que es una ruta indispensable, no solo de conexión con el aeropuerto sino para unir al norte con el sur sin atravesar la capital de la República.

El bloqueo mostró las limitaciones del sistema vial. La ruta Collas se vio congestionada en grado sumo y el cuello de botella se formó especialmente en la conexión de la avenida Simón Bolívar con Carapungo. Es indispensable trabajar ya en el tramo que une esa vía perimetral con Oyacoto, para evitar el nudo de tráfico crítico y para generar alternativas.

En diciembre se espera la terminación de los puentes de los ríos Chiche y San Pedro. Entonces la Ruta Viva, con sus sistemas de conexión, será un alivio.

Quizá el Municipio de Quito deba replantearse retomar el proyecto de la ruta por Gualo. La demanda será creciente.

Suplementos digitales