La unificación de la salud en un solo fondo fue anunciada por el presidente Rafael Correa. La explicación es que se debe consolidar un modelo de gestión único para integrar los servicios de salud y unificar la información y los registros.
Un objetivo que se debe aplicar sin reservas es impedir que se niegue atención, especialmente cuando es prioritario; algo ya mandan las leyes.
Para la salud pública, la unificación del Fondo no debe diluir los presupuestos del Ministerio respectivo, de la Seguridad Social y de las Fuerzas Armadas y la Policía. Por el contrario, se trata de trabajar en un todo integrado.
Falta mirar la letra fina de la reforma en cuanto a las casas de salud privadas y esclarecer el alcance de la fijación de tarifas de atención. Cada centro privado es un mundo aparte y funciona con sus propios presupuestos e inversiones, su homologación es un tema complicado.
Pero se trata, además, de que ante una emergencia atendida por el 911 se pueda derivar pacientes al servicio mejor dotado y se privilegie la salud de la gente. La medida puede tener un hondo contenido social loable.
Cuando el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social derivaba a las casas de salud privadas hubo problemas de atrasos de millonarios pagos y se denunciaron irregularidades, pero pese a todo fue una buena medida para descongestionar dispensarios y hospitales del IESS.
Correa ha dicho que se trata de evitar el despilfarro. Lo importante es que se asegure cobertura oportuna y de calidad.