Un reportaje que este Diario publicó ayer pone nuevamente el dedo en la llaga de otro de los problemas que afronta la capital ecuatoriana.
Las ‘farras’ y el consumo de alcohol en vehículos estacionados en la vía pública en determinados sectores de Quito se han convertido en una práctica frecuente. En especial, de miércoles a sábados, pasadas las 20:00.
Tramos de la avenida De Los Shyris, en el norte, continúan como el epicentro de los festejos nocturnos, que alteran la convivencia ciudadana y que, además, provocan molestias a los vecinos y a los conductores. De paso, en algunos casos, hay el riesgo de que degeneren en hechos de violencia, como lo consignan las quejas recibidas por el servicio ECU 911.
Queda claro que no ayuda mucho en la solución de este problema, que no es reciente, que los participantes de la parranda y los efectivos de la Agencia Metropolitana de Control (AMC) se enzarzen cada noche en el juego del gato y del ratón.
Las ‘fiestas’ nocturnas, que dibujan uno de los ángulos menos agradables de la ciudad, se escenifican a pesar de la vigencia desde diciembre del 2011 de la Ordenanza Metropolitana 151. Esta prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas en espacios públicos, incluso en el interior de vehículos. La multa a quienes violen la disposición alcanza los USD 177.
Si las multas no funcionan, como en efecto sucede, entonces, se hace necesaria la adopción de otras medidas más efectivas por parte de las autoridades.