La historia se repite, ahora envuelta en el atractivo celofán de las nuevas tecnologías. La promesa de altos rendimientos al invertir en monedas virtuales se llevó los pequeños ahorros de decenas de miles de ecuatorianos, básicamente campesinos de unas nueve ciudades.
En un mundo cada vez más cautivado por la interconexión y las transacciones virtuales, el tema de la inversión en criptomonedas resulta muy atractivo. La oferta es recuperar lo invertido en cuestión de pocos meses, algo que debiera ser motivo para dudar.
Las famosas criptomonedas han dado mucho que hablar y sobre su uso -y abuso- se han escrito miles de artículos periodísticos, tratando de hacer amable su comprensión y desentrañando sus claves. Todo por computadora, todo virtual y, junto a ello, las cifras que expresan altas utilidades. Cada día aparecen nuevas criptomonedas en el mercado y ya se contabilizan 1 490.
Toda una gran oportunidad para sorprender a los incautos que buscan dinero fácil y rápido. Se sabe que, como en otros casos, se trata de estafadores que operan en varios países y que se esconden hábilmente para no dejar huellas. La Fiscalía deberá abrir rápidamente un nuevo frente de trabajo.
Como sucede con las burbujas, como la inmobiliaria, o como sucedió con decenas de ‘fabulosos’ negocios piramidales -no debemos olvidar al notario de ingrata recordación que propició una gran estafa nacional-, la historia se repite, hoy con la inversión de moda.