A casi seis meses de las toma de posesión de Lenín Moreno comopresidente, han sucedido muchas cosas, pero los escenarios muestran un panorama de lógicas no tan claras y muchas acciones que se superponen en los distintos campos de la vida nacional.
La economía sigue pesando y pasando factura. La política no se resuelve y afronta una consulta popular, mientras la justicia actúa con sus tiempos, acusa y señala a altos cargos políticos.
Un número considerable de analistas y políticos consideran que el mapa económico solo puede destrabarse luego de la consulta, cuando el Presidente consolide su fuerza.
Los diálogos han mostrado un camino sano, pero desafortunadamente plagado de desacuerdos en las fórmulas para sacar al país adelante, generar empleo y reactivar la producción, con diferencias de opinión entre las instancias gubernamentales económicas y de la producción y los empresarios.
La denuncia de una mesa servida inexistente y una crisis, esa sí servida, herencia del anterior gobierno, obliga a decisiones complicadas. La reforma económica agudizó el debate y, pese a las rectificaciones, no se ve un camino claro. El déficit sigue, la deuda sigue.
La consulta espera el dictamen de la Corte Constitucional y ese proceso camina lento, mientras el movimiento oficialista se resquebrajó en dos partes.
La justicia tiene sus tiempos, se acusa al Vicepresidente, hay exministros en prisión y altos funcionarios prófugos.