En una semana más, Ecuador irá a las urnas. La elección presidencial, la primera sin Rafael Correa en una década, absorbe la atención general.
Tanto, que las otras papeletas no han sido suficientemente conocidas, acaso por el alto interés que ponen los ciudadanos en la contienda presidencial.
Junto con la papeleta de los ocho binomios, los votantes tendrán otras tres muy extensas. La de parlamentarios andinos, la de asambleístas nacionales y la de asambleístas provinciales, pero para Pichincha, Guayas y Manabí, desagregada en circunscripciones.
Además, y como si estas decisiones fueran menores, una papeleta para votar en consulta por un pacto ético al que el Régimen le quitó fuerza en el volumen de la campaña.
A pesar de que el sistema de voto por listas o entre listas lleva ya algunas elecciones, la gente parece saber menos sobre los candidatos y se percibe un grado de confusión sobre todo respecto de las circunscripciones.
En este sistema complejo, se puede votar por toda una lista, por varios candidatos de diferentes listas de partidos y movimientos e incluso no completar, por ejemplo, los 15 nombres de los legisladores nacionales, con lo cual el voto pierde peso específico.
Ante la confusión que está generando el sistema, quizá es hora de pensar en volver al de listas cerradas, que da mayor densidad ideológica y puede mejorar la selección previa de cuadros de los partidos y movimientos.