El Gobierno nacional anunció la colocación de USD 3 000 millones en bonos a una tasa de 7,87% y diez años de plazo.
Esta nueva emisión engrosa la deuda que habrá de honrar el país con el sacrificio de todos los ecuatorianos.
Los USD 3000 millones se suman a las tres emisiones adelantadas en mayo y octubre de 2017 y que totalizan USD 7 500 millones. Si bien es cierto que el riesgo país ha disminuido y por esa razón los bonos de las últimas emisiones pagan algo menos de interés, es verdad que en comparación con los bonos de países vecinos la tasa sigue siendo alta.
La nueva emisión aparece en los días de la conversación mantenida por el Presidente con una delegación del Foro de Economistas, que realizó un diagnóstico de la severa situación que atraviesa el país y pidió al gobierno corregirla. Las coincidencias en el abultado déficit fiscal, el gasto público y la deuda creciente no fueron óbice para que la operación crediticia que se hallaba en marcha se cristalizara.
El Gobierno reconoce el problema del gasto fiscal y el Ministro de Finanzas sostiene que hay acciones para atenuarlo, pero varios analistas piensan que no es suficiente. Todo el problema se basa en una crisis económica que se negó a reconocer el régimen pasado y que ha tenido que asumir el actual.
Las cifras del déficit aceptadas oficialmente dicen que el país solo puede atender sus requerimientos con más deuda. Una deuda que frena el desarrollo e hipoteca el futuro.