Una vez más, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) hace esfuerzos por mantener el precio del crudo, que se derrumbó desde el 2014.
Los países miembros se pronunciaron a favor de una extensión de la restricción de la producción de crudo, al menos hasta el primer trimestre de 2018.
El recorte ha tenido efectos parciales. La prohibición de colocar inmensas cantidades de crudo para los países más grandes y los recortes marginales, comparativamente hablando, para países como Ecuador -uno de los de menor producción-, no han dado efecto.
La cuota ecuatoriana debió bajar en 26 000 barriles diarios, pero solo se cumplió en el 88% (23 000 barriles). Pese al anuncio de la OPEP de mantener los recortes, el precio del crudo en el mercado internacional tuvo una caída y se situó por debajo de los USD 50.
El peso específico de la OPEP ya no es monopólico; el petróleo que Canadá y EE.UU. colocan en el mercado, junto a los anuncios de Donald Trump -incorporar parte de la reserva estratégica e iniciar la exploración en Alaska- inciden. También, el mayor peso de Irán, una vez concluido el bloqueo.
Estamos en este grupo desde el gobierno militar de los setentas, en el primer ‘boom’ petrolero nacional. Hubo un receso durante el gobierno del presidente Sixto Durán Ballén. Ecuador siempre se planteó la utilidad de pertenecer a la OPEP en su condición de productor marginal. Se debe analizar la relación costo-beneficio.