Trump: triunfo y dudas

La victoria de Donald Trump y el amplio respaldo al Partido Republicano en la Legislatura son dos hechos contundentes en la política estadounidense y mundial.

Una vez más, el voto popular fue para el candidato demócrata (59’ 786 000 para Hillary Clinton y 59’ 578 000 para Trump), pero los votos electorales en cada Estado configuraron un resultado ampliamente favorable al republicano.

La campaña estuvo llena de aspectos atípicos, desde los debates de las primarias de cada partido, con amplia cobertura televisada, hasta la irrupción del candidato voluntarista, antisistema, que desde el primer día desafió los valores de su propio partido y aplicó una apuesta populista y espectacular.

Los desaires a los latinos, los comentarios fuertes contra los musulmanes, las promesas absurdas como la construcción de un gigantesco muro en la frontera con México, y su postura frente a las mujeres, marcaron la agenda de un mediático Trump; se habló de él, aunque sea mal, pero se habló.

Clinton viene del establecimiento: primera dama, senadora, precandidata presidencial, secretaria de Estado. Tenía virtudes para ganar pero quizás no tuvo un discurso para el país profundo -acaso misógino o harto de la política tradicional y las miradas a los extramuros- que Trump movilizó.

Las dudas sobre su política exterior, su relación con el mundo latino y con el propio establecimiento republicano no se despejan. Se abren interrogantes complejos e incluso impredecibles.

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