El suicidio inquieta a la institución policial. 37 policías se quitaron la vida desde el 2010 hasta ahora, según la cifra oficial.
Sin entrar en detalles estadísticos ni aventurar conjeturas respecto del índice de suicidios en la Policía y su comparación con lo que ocurre en la sociedad toda, el que una institución de gran importancia e incidencia social reporte estos datos, es el severo aviso de una enfermedad de fondo. Además, hay de por medio un profundo drama humano.
El trabajo periodístico que publicó EL COMERCIO, el martes último, lleva a las causas que motivan los suicidios policiales: estrés, depresión, problemas sentimentales, separación familiar, aprietos económicos y consumo de alcohol.
En torno a la violencia intrafamiliar llama la atención particularmente que personas, que deben tratar este tema a nivel preventivo y muchas veces con su acción inmediata, deben impedir hechos violentos en otras familias, repliquen, casa adentro, este tipo de prácticas.
Es muy importante, empero, que la institución policial tome nota, entregue los datos a la sociedad a través de los medios de comunicación de modo transparente y se preocupe en serio de investigar y corregir el problema.
Los expertos buscan tratamientos para superar adicciones con terapias de rehabilitación. Esto acarrea el retiro temporal de armas de dotación, la realización de actividades sin contacto con el público y una evaluación. La sociedad requiere una Policía sana, equilibrada emocionalmente para su primordial labor.