Fútbol: ¿datos falsos?

El suceso denunciado no es nuevo. Una vez más se completan listados de futbolistas juveniles con supuestos datos falsos.

Los casos expuestos generan múltiples daños a personas e instituciones y, sobre todo, a la credibilidad de varios actores del espectáculo ‘rey’, tan golpeado por crisis sucesivas en la FIFA, por ejemplo.

Una vez más -no es la primera pero debiera ser la última- se detectan sospechas severas sobre cambios fraudulentos de la edad y la identidad de varios jóvenes futbolistas ecuatorianos.

No está bien que un menor de edad en plena formación de sus valores sea forzado, muchas veces por la propia familia o por empresarios, a cambiar sus nombres o modificar su edad.

Al contrario, debe inculcarse conciencia de la gravedad de la falta y establecerse un compromiso ético colectivo para sanear este lamentable procedimiento que ya ha causado daños en el pasado.

La dirigencia del fútbol debe procurar un proceso transparente de comprobación de la edad, acaso con equipamiento tecnológico que antes no existía y que permite aproximarse, con un alto rango de precisión, a la edad ósea y a los rasgos de desarrollo físico. Tal vez la propia Federación de Fútbol debiera tener el equipamiento para esas pruebas.

El Registro Civil está obligado a dar plenas garantías de la veracidad de los datos; es un tema de seguridad colectiva.

No es posible que se engañe a los jóvenes y a la hinchada, se perjudique a los rivales y se manche el nombre del país con actos reñidos con la ley y la ética pública.

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