A pocas horas de confirmada la trágica noticia de la muerte de nuestros periodistas y luego de un mes de ataques terroristas con 4 uniformados muertos y varios heridos, los gobiernos de Colombia y Ecuador intensificaron acciones.
En los despliegues en Esmeraldas se produjeron detenciones de nueve personas presuntamente vinculados con las bandas armadas que operan allí.
La frontera entre Ecuador y Colombia es, desde hace años, como lo han mostrado decenas de reportajes de la prensa, territorio penetrado por facciones de grupos violentos y armados.
Hoy, traficantes, disidentes guerrilleros y contrabandistas de más de una decena de grupos, entre ellos los llamados residuales de las FARC e insurgentes del ELN, han desarrollado acciones de todo tipo. Los secuestros, los ataques y el intento de instalar un imperio fuera de ley han atentado contra la vida de inocentes ciudadanos y militares y se han adueñado de espacios que corresponden al Estado y la sociedad.
Harold Burbano, coordinador de Inredh, entidad dedicada a los derechos humanos, ratifica el abandono de años en materia de salud, educación, actividades económicas y seguridad. Los relatos periodísticos no han cesado de denunciar que los grupos armados insurgentes llenaban muchas veces el vacío dejado por la institucionalidad.
Hoy los estados deben hacer presencia allá donde estuvieron ausentes por tanto tiempo a ambos lados del cordón fronterizo. Es urgente.