El 2015 trae singulares retos para el Ecuador, luego de que, en términos generales, el Gobierno logró mantener durante el año que termina el ritmo de crecimiento económico observado en años anteriores, y un sistema público en pleno funcionamiento.
Desde hace meses se advierte, empero, la estrechez fiscal derivada de una caída del precio del petróleo, que varios especialistas no estiman pasajera.
En estos días son palpables las medidas destinadas a paliar los resultados de una economía dependiente de productos primarios y que, simultáneamente, enfrenta la apreciación del dólar, un fenómeno que no había sido relevante durante los casi 15 años de dolarización.
El cambio de matriz productiva tardará en concretarse, hay retrasos en megaobras que sostendrán el cambio de matriz productiva, y el Gobierno tendrá que hacer importantes esfuerzos para sostener el modelo en el cual el Estado no solo es regulador sino actor de la economía.
Así las cosas, nadie ignora el hecho de que las posibles afectaciones de una desaceleración van mucho más allá del ámbito de las finanzas públicas y pudieran impactar incluso a los sectores privados de la economía, que en estos años han mostrado un importante dinamismo.
Nada mejor que crear un clima de consenso y poner por delante una visión de país por sobre proyectos políticos y personalistas, para sobrellevar de mejor manera una situación que pudiera generar dificultades que rebasan la economía. Es la tarea pendiente para todos los actores nacionales en este 2015.