La niña de los ojos del Gobierno nacional, la Carta fundamental aprobada en Montecristi, debía durar muchos años, pero ya se vienen cambios fundamentales.
La hipérbole del discurso oficial llegó a señalar que una Constitución tan acabada -acabada por perfecta- debía durar al menos 300 años.
Pero a los cinco años y meses de semejante proclama, el pragmatismo del giro político que impulsa el Gobierno aleja a esa Carta constitucional de la utopía fundacional y maximalista. Ahora se busca transformar aquel texto.
La vía de esa transformación escogió el camino político de la enmienda. La Corte Constitucional debería pronunciarse sobre una petición expresa formulada por el bloque parlamentario oficial de Alianza País en la Asamblea Nacional.
Pero hay temas de esa propuesta de cambio que son sustanciales y que para varios expertos debieran llegar por la vía de una reforma y su respectiva ratificación por una consulta popular. Estos temas atañen a un tema clave: la reelección indefinida, como la columna vertebral del garantismo que podrían ser trastocados si se admite la petición del movimiento Alianza País.
Entonces, esa Carta fundamental ya no sería tan perfecta. El discurso que la sustenta se desvanece como se desvanecieron algunas proclamas ambientalistas sostenidas desde alianzas de izquierda que hoy ya son distantes del Gobierno.
A seis años de la Constitución los anhelos que la inspiraron se trocan por la prioridad de la permanencia en el poder.