Las noticias alrededor del proceso de pacificación en Colombia no paran. Primero fue la firma del acuerdo entre el Gobierno y las FARC; luego el triunfo del No en el plebiscito que obligó a replantear la negociación, y pocos días después el espaldarazo al presidente Juan Manuel Santos con el Premio Nobel de la Paz.
Este lunes 10 se aceleraron las tratativas con el otro grupo guerrillero activo en el vecino del norte, el ELN. Quito será el escenario de unas conversaciones que empezarán en dos semanas y seguramente durarán un largo tiempo.
Al margen de esta decisión que deposita un peso diplomático sobre el país, nadie desconoce que el Ecuador sigue con atención el proceso, en tanto que sus resultados le atañen directamente.
Las FARC y el ELN realizan una parte importante de sus actividades ilegales en la frontera con Ecuador. Por eso, autoridades como el canciller Guillaume Long y la presidenta de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira, han puesto sobre el tapete la necesidad de que haya corresponsabilidad y reciprocidad.
A más de temas apremiantes de la agenda binacional como la seguridad, Ecuador pone el acento en uno de los aspectos más delicados y que han demandado una activa participación nacional: el de los refugiados. Para seguir el proceso, los dos gobiernos retomarán las reuniones entre cancilleres, ministros de Defensa y del Interior.
La dinámica del proceso en Colombia sigue generando optimismo y, sobre todo, expectativa por el futuro.