La reunión de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) se dio cita para su período ordinario número 43 en la Ciudad de Antigua (Guatemala). El tema central de la agenda fue el de las drogas.
Como ocurre en un cuerpo colegiado tan diverso en lo cultural, geográfico y político, tomar decisiones es una tarea compleja, y llegar a acuerdos consensuados suele ser más difícil.
Las visiones sobre la problemática de las drogas, su consumo y su negocio ilícito son encontradas. En esta ocasión los debates han estado precedidos por distintos pronunciamientos políticos.
Es evidente que la lucha para combatir el narcotráfico por la vía de la fuerza no ha sido eficaz y los imperios de las mafias tienen un gran poder subrepticio, penetran la institucionalidad y causan masacres brutales.
Varios expresidentes del continente han puesto a debate desde hace tiempo el tema de la despenalización del consumo como un elemento que podría atenuar el impacto delictivo de la droga. Sin embargo, el gran problema de salud pública es complicado de asumir.
En el país, funcionarios han lanzado la idea de discutir la despenalización. Pero la OEA se toma su tiempo. Primero se deberá fijar una agenda para profundizar el asunto y tratarlo hasta 2015. Las medidas que se adopten en cualquier línea vendrían para el cuatrienio 2016 -2020.