El Día de la Mujer que se conmemoró recientemente, tuvo un matiz en Ecuador: la tristeza por la muerte de la joven Karina del Pozo. Su caso motivó que se ventilaran otros en el país.
Más allá del episodio, de las investigaciones y las conclusiones de los primeros días, el tema de las desapariciones se ha vuelto una tragedia que deja un vacío inexplicable. Los datos revelan que el asunto es preocupante. En diciembre se abrió una página web: Personas Desaparecidas. Ya cuenta con 20 casos registrados.
Desde el 2005 se lleva un registro electrónico en una Red Latinoamericana con las historias de personas extraviadas en 22 países. El drama humano personal y familiar se vuelve común.
Ya se ha valorado el esfuerzo de los familiares y allegados de Karina para mover mecanismos de búsqueda y se despiertan alertas sociales como respuesta colectiva sumada a los esfuerzos oficiales frente a la inseguridad.
La constatación de que la mayoría de desapariciones son de mujeres jóvenes es otro aspecto que hay que observar con atención. Mafias de trata de personas operan en muchos sitios del planeta y el cuidado familiar y las previsiones oficiales deben tener a la sociedad en guardia.
De las 40 muertes de mujeres en el 2012, 21 corresponden a femicidios y hay otro dato alarmante, según la fuente oficial, en el 52% de los casos los responsables de las muertes son personas íntimas.