La restricción vehicular en las horas de mayor tráfico con el método del pico y placa llegó a su límite. Cabe estudiar alternativas.
Hace mucho tiempo que el impacto restrictivo del pico y placa perdió sus efectos benéficos, que fueron evidentes cuando empezó a aplicarse en Quito.
Todos los estudios y los ejemplos de ciudades donde se puso en marcha daban el plazo fatal de dos años para que funcione, mientras se operaban medidas alternativas para el tráfico urbano.
La administración municipal anterior no descubrió soluciones ni pudo poner en práctica sistemas alternativos de movilización masiva que hicieran menos complicada la circulación vehicular.
Los expertos estimaban que si el parque automotor crecía un 9% anual, en dos años estarían circulando casi el mismo número de autos que se sacaba de circulación al poner en práctica el método de pico y placa.
Ahora, el nuevo Alcalde de Quito y el Concejo capitalino tienen que resolver una medida para modificar la restricción, para cumplir las propias ofertas de la campaña. No es un asunto fácil.
Se habla de un transporte entre vecinos o entre compañeros de oficina pero no es tan viable, puesto que todos los ocupantes de un auto debieran ir de un sitio fijo a otro para evitar las multas al conductor del vehículo si viaja solo hasta recoger o dejar a los demás pasajeros.
En todo caso, el compromiso está formulado, mientras se toman acciones oportunas de transporte masivo, la única solución a mediano y largo plazos.