Una vez más el Presidente de la República convocó a representantes empresariales para hablar de temas importantes. Más allá de algunos momentos de tensión, el mensaje es positivo. Es bueno que el Mandatario abra caminos en esta línea, ya que los empresarios generan fuentes de trabajo, pagan impuestos y dinamizan la producción nacional. Esta vez, los temas tratados lucen promisorios, alejados del discurso de barricada, tradicional en las visiones radicales que han acompañado el lenguaje oficial en muchas oportunidades.
La primera buena noticia es la voluntad de alcanzar acuerdos con la Unión Europea. Ciertos tropiezos y posturas fundamentalistas quedarían atrás, y más allá del aplazamiento del viaje del propio Mandatario a Bruselas con este fin, su visita será una oportunidad que el país debe cultivar. Europa, a pesar de la crisis, es un mercado gigantesco para el Ecuador y no hay que desaprovecharlo.
El Presidente fue enfático en pedir al SRI una salida en materia del crédito tributario. Hay saldos que no pueden ser recuperados para el sector empresarial. Debe devolverse. Los empresarios se mostraron abiertos a una fiscalización si es del caso, lo cual es una buena señal.
Otro aspecto que cabe resaltar es el incentivo a los planes de reforestación y construcción de viviendas, así como a agilitar la engorrosa tramitología de los registros sanitarios para productores de alimentos y medicinas.
Más allá de la posible interpretación del diálogo como una táctica para atenuar la imagen radical del Gobierno antes de la campaña presidencial, los acuerdos son positivos. Y la lección fundamental ilustra que el diálogo es la mejor vía en democracia para superar las diferencias.