La preocupación por llenar las falencias nutritivas de los niños en edad escolar es loable. El Gobierno de Rafael Correa ha impulsado los programas sociales y ha aumentado los presupuestos de áreas como salud y educación y las aspiraciones tienen cotas más altas que las alcanzadas hasta ahora. Este es un aspecto muy positivo.
En cuanto a la alimentación escolar, sin embargo, este año se sustituyó la entrega del almuerzo por un suplemento alimenticio de desayuno que, según la reportería recogida por EL COMERCIO, no convence a los niños ni a los padres de familia de la región Sierra.
Las autoridades justifican ese cambio argumentando que la granola que se reparte contiene todos los valores que los niños requieren para mantener las horas de atención en clase. Los padres piensan, empero, que el almuerzo que se daba antes era importante. Muchos de ellos trabajan y no pueden atender a sus hijos hasta bien entrada la tarde o la noche.
Muchos niños, además, atraviesan grandes distancias desde la escuela a la casa, especialmente en el campo, y la alimentación del desayuno no contrarresta el hambre que los chicos experimentan. A muchos niños no les gusta la granola. Otro tema que preocupa es aquel de la relación de parentesco entre quienes proveen el suplemento alimenticio y autoridades gubernamentales que se ocupan de esos temas, aun cuando sea en una Cartera de Estado distinta. Este es un asunto que cabe aclarar y que las autoridades respectivas deberán investigar y establecer si se violentan normas legales. Esa es la tarea de fiscales y jueces.
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