Las mafias del narcotráfico y el crimen organizado no cejan en su intento de captar contactos en las instituciones del país.
Esa evidencia se ve en los datos del ministerio del Interior, muestra números que ponen a toda la sociedad en alerta.
Los cuadros publicados por Diario EL COMERCIO el domingo hablan de policías que se han mezclado en ilícitos como robo, extorsión, falsificación de documentos, violaciones y hasta actividades ilegales relacionadas con drogas.
Es verdad que los números son estadísticamente pequeños pero el hecho de su existencia preocupa a la autoridad y por cierto al país. Es la institución policial la que lucha contra el crimen y sus resguardos para evitar infiltraciones deben ser más rigurosos cada vez.
Por cierto los continuos cargamentos de droga descubiertos, la detención de bandas de delincuentes y narcotraficantes permanentemente detectadas y desmontadas hablan de una buena tarea que, encabezada por el ministerio del ramo, es loable, más allá de ser su deber institucional.
La sofisticación de las tareas de inteligencia y la tecnología al servicio de la lucha contra el crimen organizado son la mejor defensa ante este tipo de actividades que, como se ha visto, penetran aún hasta altas esferas y atañen a oficiales de alta graduación lo que, de suyo, preocupa. Nadie desconoce empero que el millonario negocio que en otros lares acaba con vidas humanas y corrompe e instituciones es capaz de cualquier cosa. El país debe protegerse con toda energía.