El presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, mejoró en las preferencias electorales y fue considerado como el vencedor del tercer y último debate televisivo, de acuerdo a sondeos flash. En las encuestas generales, él y el candidato republicano, Mitt Romney, están empatados.
La política internacional jugó a favor del Mandatario. Romney le dio la razón en algunas de sus políticas, pero Obama no dudó en atacarlo para mostrar sus puntos flacos. El tercer debate, transmitido desde Boca Ratón en el electoralmente clave estado de Florida, puso en el tapete en primer término el asesinato del Embajador estadounidense en Libia. La política sobre la dictadura Siria, si bien reveló acuerdos sustanciales, también mostró distancias. Ambos coincidieron en que debe terminar la sangrienta dictadura de Bashar Al Asad. Romney dijo que se debe dotar a la coalición rebelde de armas pesadas, pero Obama dijo que no era conveniente, ya que no se sabe su futura tendencia.
Punto clave fue Irán y sus centrales nucleares. El Presidente considera que no debe llegar el momento en que Irán cuente con una centrifugadora. Romney cree que ahora se está cuatro años más cerca de esa realidad. Ambos confluyeron en el apoyo geopolítico a Israel. El equilibrio de Oriente Próximo y esa parte de Asia depende del papel iraní, declarado enemigo de Israel y de Occidente, con aliados claves en América.
Una parte delicada del debate giró en torno a China, que muestra la influencia del gigante asiático en el mundo actual y los resquemores que representa para los estadounidenses. De América Latina poco se dijo en el debate sobre política internacional, un asunto que pone en perspectiva la poca importancia que ambos candidatos le asignan.