El Banco Central del Ecuador proyectó a finales del año que terminó un crecimiento económico de 1,42% para el 2017.
El dato marca una recuperación respecto al año pasado, que estuvo marcado por el terremoto, el pago a la OXY, un endeudamiento agresivo y una contracción de la inversión y el consumo.
Muchos analistas prefieren llamar a ese escenario como una desaceleración o contracción económica. Otros lo califican como recesión o crisis.
El Gobierno prefiere enfocarse en el 2017 y pronostica que el país superará rápidamente la recesión, al punto que crecerá sobre el promedio de la región.
El diagnóstico oficial sobre el crecimiento económico para este año contrasta con los datos de instituciones internacionales que no advierten factores para proyectar ese crecimiento y lo sitúan más abajo. Se trata de la Cepal, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Cepal, por ejemplo, advirtió un deterioro de la calidad y cantidad de empleo en el país. Ecuador es el segundo con las expectativas más bajas en el subcontinente.
El Presupuesto para el 2017 es una prórroga del 2016, el cual no cumplió el ajuste previsto y terminó sobre los USD 33 000 millones. La incidencia de la deuda deberá contemplarse en vista del alto crecimiento de empréstitos y la emisión de bonos para mover la economía en el año que terminó.
Hay expectativas lógicas, frente a un cambio de modelo con el próximo gobierno que surja de las urnas.