La Asamblea Nacional tendrá 137 legisladores desde el 24 de mayo. Los 15 parlamentarios nacionales obtendrán sus curules con la aplicación del método de cálculo Webster, que se entiende como proporcional y que confiere representación a las minorías. Pero los asambleístas provinciales serán producto del método D’Hont.
Hace unos años, cuando las fuerzas partidistas mayoritarias propulsaron el Método D’Hont, las fuerzas minoritarias- generalmente de las tendencias progresistas- lo impugnaron. A tal punto que se pronunció el Tribunal Constitucional declarando la inconstitucionalidad del método, lo cual supone un absurdo porque el modelo matemático en sí mismo no puede ser no constitucional ni inconstitucional.
El método adoptado podría beneficiar al partido o movimiento que obtenga la mayoría de forma tal que esté sobre representado, es decir que tenga más curules que aquellas a las que debería tener acceso de forma proporcional.
En un país diverso la representación de minorías siempre ha sido una válvula de escape adecuada a las presiones sociales y políticas. Esa diversidad propende a dificultar la formación de mayorías en la Legislatura, cierto es, pero muestra de manera más equitativa el mapa regional e ideológico. En el país no hubo espacio ni para el bipartidismo y tampoco lo hay para el partido único. La exclusión de las minorías, antes y hoy es una apuesta peligrosa y explosiva.