CONDENA UNIVERSAL A LIBIA

Mientras los diferentes estamentos de Naciones Unidas han formulado duras condenas al Gobierno de Libia, unos pocos países se han alejado de esta postura universal.

Las protestas populares subieron de tono. La dictadura de Muamar el Gadafi desató una brutal represión y el número de muertos es incalculable.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas estableció duras sanciones y no se descarta una intervención armada. La carta de Naciones Unidas prevé hacer uso de medidas coercitivas por la paz. La comunidad internacional tiene legítimo interés de actuar en casos de violaciones graves a los derechos humanos. Se suspendió a Libia del Consejo de derechos Humanos. El alto Tribunal de La Haya investigará los crímenes.

Ante ese escenario, un puñado de países latinoamericanos han expresado una postura distinta. Desde la solidaridad con el tirano Gadafi hasta la tímida preocupación del Gobierno del Ecuador que luego se concretó en la expresión de reservas de que la resolución de la Asamblea sirva de pretexto para una intervención.

Ahora se descubre la gran fortuna de Gadafi, con multimillonarias cuentas en el primer mundo; el autoproclamado líder de la revolución en el poder hace 42 años, parece cercado. Ante esta ofensiva que surgió del factor contagio en una suerte de efecto dominó que se expande por los países del norte de África y Oriente Próximo gracias a las nuevas tecnologías ( internet, redes sociales) Gadafi amenazó con aplastar a los manifestantes y su hijo Saik Al Islam Gadafi habla de una presión mediática. Una vez más, los enemigos de la democracia ven en los medios el fantasma que les desnuda y el enemigo que buscan ante la ausencia de una oposición política liquidada.

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