Condena a un médico

La detención de un conocido cirujano como resultado del juicio en el caso Mazoyer despertó la solidaridad gremial.

Unos asaltantes hirieron a la ciudadana francesa Charlotte Mazoyer. Su traslado a la Clínica Pichincha fue el principio de un calvario. La defensa de la ciudadana aludió que, en principio, no se la recibió por la falta de una tarjeta de crédito como garantía. Esa práctica lamentable es moneda común y puede acarrear graves consecuencias.

Más tarde se llamó a un cirujano reputado que no estaba de guardia pero que, ante la emergencia, acudió dejando, en una muestra de vocación, la fiesta de cumpleaños de su hija.

La intervención quirúrgica fue larga, pero la gravedad de las heridas terminó en la muerte de la paciente. Su vida no pudo ser salvada, como fue intención del médico. Una cadena de desgracias.

Los casos de negligencia médica en el Ecuador han sido recurrentes y condenables. Es verdad que la mala práctica médica quedó impune en muchas ocasiones, pero los cambios en el Código Orgánico Integral Penal han incorporado, según los médicos, estigmas y prejuicios sobre su práctica y no distinguen entre delitos culposos y dolosos.

En el caso Mazoyer, los peritajes, que debieran ser inexcusables para tener un informe técnico de expertos antes de cualquier sentencia, no fueron practicados. El médico Carlos López ha recibido la solidaridad de la comunidad gremial, y su privación de libertad, acaso, es una grave injusticia.

Suplementos digitales