Un total de 64 000 hectáreas de páramos están en entredicho desde el año 1824, antes de que Ecuador sea República.
Son altos territorios (a más de 4 000 metros de altitud), en una zona cuyos límites son confusos entre las provincias de Chimborazo y Cañar.
En las vertientes próximas a las comunidades indígenas de Jubal y Huangras nacen las fuentes de agua que luego alimentan el caudal, que se recoge en la presa Daniel Palacios y en el proyecto Hidroeléctrico Paute.
Una comisión de peritos pertenecientes al Comité Nacional de Límites, del Ministerio de la Política, prepara una visita a la zona para dar su dictamen. Las fuentes oficiales de los ministerios de la Política y de Electricidad no otorgaron una respuesta oficial a este Diario, que ayer publicó un amplio reportaje explicativo sobre la materia.
Amén de los derechos que se pierden en el tiempo y que ambas provincias exhiben sobre los grandes páramos en disputa, el tema económico no deja de ser un aliciente especial para la controversia de límites internos.
Los proyectos hidroeléctricos generan regalías para los cantones de las provincias que, desde luego, ven en esos recursos económicos una fuente de ingresos importante. En suma se trata de un monto de USD 3,9 millones por año, una cifra nada despreciable.
Los argumentos y las razones de ambos contendientes debieran suscitar una definición técnica e histórica alejada de presiones y pasiones políticas.