EL LARGO CAMINO DEL QUINTO PODER

Era una de las banderas de la revolución ciudadana y su discurso del cambio de época. Lo cierto es que la enredada construcción del quinto poder revela sus dificultades y deja dudas sobre su independencia.

Hoy se debe lanzar el proceso para renovar las veedurías ciudadanas. Estos veedores deben a su vez seleccionar a los candidatos a ocupar los más altos cargos de control social, tales como el Fiscal, el Contralor, las superintendencias, los Consejos Electorales y de la Judicatura. Este último, a su vez, deberá llevar a cabo el complicado trámite de la renovación de magistrados.

Las autoridades del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social se fijaron al menos 11 meses para completar las nominaciones.

Desde su misma conformación surgieron suspicacias sobre las relaciones políticas de los vocales del Consejo de Participación y su cercanía a ciertos altos cargos del poder Ejecutivo, lo que liquida su independencia.

Si la independencia es una ficción, la supuesta representación ciudadana pierde valor moral.

Además, las insistentes declaraciones en busca de presupuestos, las investigaciones sobre los gastos y las remuneraciones y la pública designación de un administrador con trayectoria en cargos en este Gobierno y un cúmulo de responsabilidades concentradas muestran otros propósitos que se complican en la espesa tramitología que aprobó reglamentos y procesos operativos internos complejos.

Por si esto fuera poco, este Consejo, por la vía del veto presidencial, tendría a su cargo ciertas tareas de la rendición de cuentas de los medios de comunicación privados a nombre de un supuesto control ciudadano.

La maraña de la revolución teje su red.

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