Una alerta. Es como un SOS de aquellos a los que suelen acudir prestos los bomberos sin pensar dos veces ante el peligro de una actividad donde se juegan su propio físico y hasta la vida. Los cuerpos de bomberos del Ecuador padecen algunos males arrastrados de antes y que debieran solucionarse.
El reciente incendio de Esmeraldas desnudó los problemas conexos como la falta de agua, hidrantes o equipos que solo la buena voluntad y la capacidad humana de sacrificio pudieron superar.
La actividad bomberil es tan importante que, atendiendo a una historia muy repetida de incendios que arrasaron con la ciudad, y a la permanente recurrencia de los siniestros, Guayaquil ha bautizado hasta una calle como Avenida del Bombero.
205 del total de delegaciones de bomberos dependen de la Secretaría de Gestión de Riesgo, y apenas siete de municipalidades. Es una buena noticia que el 911 articule las llamadas y destine los cuerpos de emergencia, pero no todos cuentan con los equipos requeridos y adecuados. En una delegación el bombero acudía a pie a las emergencias, en otro caso usaban la camioneta de un familiar o la motobomba de 1945. Otros operan con uniformes usados y donados de EE.UU. Hay que lograr equipamiento de última generación para que la lucha en los incendios forestales, de viviendas, inundaciones y deslaves sea óptima y se mitigue el sacrificio personal de los abnegados bomberos.