La inflación en los últimos doce meses es de apenas 1,31%, la más baja desde 1970. Esa cifra muestra que los precios en el país han venido creciendo a un ritmo cada vez menor durante este año, pero sobre todo en el primer semestre.
La tendencia continuó hasta el mes pasado, al punto que en tres meses: julio, agosto y octubre la inflación fue negativa. Este indicador se ha mantenido por debajo del 2% desde abril pasado.
Los productos medidos y que llevan a una inflación baja son alimentos y bebidas no alcohólicas, calzado y prendas de vestir, comunicaciones, muebles, artículos para el hogar.
En el caso ecuatoriano, la inflación baja y constante es el síntoma de una economía que se encuentra contraída.
La caída de los precios del petróleo ocasionó un círculo vicioso que derivó en una reducción del gasto público, considerado el motor de la economía nacional porque generaba mayor consumo, inversión y ventas.
Además, la apreciación del dólar abarató los productos importados. Y pese a la aplicación de salvaguardias, la competencia de productos extranjeros obligó a los productores locales a bajar sus precios para seguir en el mercado. Esto explica las promociones constantes en los centros comerciales, un fenómeno que lleva alrededor de un año.
Aunque la menor inflación mantiene el poder adquisitivo de los consumidores, es deseable que esta se produzca por una mayor oferta de productos y no por una caída en la demanda.