Con una victoria contundente, que no deja dudas, la expresidenta de Chile, Michelle Bachelet, ganó la segunda vuelta de las elecciones celebradas ayer.
La Mandataria electa volverá a ocupar su despacho en el Palacio de La Moneda como producto del acuerdo Nueva Mayoría, en la que se sumaron las fuerzas de la Concertación, que la proyectaron en su primer mandato, donde socialistas y demócrata cristianos fueron dominantes. A esas dos fuerzas plegaron ahora otras menores y de manera significativa el Partido Comunista.
La segunda vuelta fue todo un paseo para Michelle Bachelet. Lo importante es que se consolida la institucionalidad democrática. Ese será el sexto Gobierno civil consecutivo desde el fin de la dictadura militar del general Augusto Pinochet.
Dos gobiernos demócrata cristianos, dos socialistas (Concertación) y uno de la Alianza (derecha) que llevó al solio a Sebastián Piñera, corroboran la vocación democrática del pueblo chileno, más allá del ausentismo por el voto voluntario. Piñera deja el poder con su imagen desgastada, un dato curioso frente a cifras de éxito: 5,5% de crecimiento económico, menos de 3% de inflación y baja del desempleo de 9,6% a 6%.
La cuenta pendiente del Presidente saliente, a su vez heredada de su antecesora, es un estigma: la crisis de la educación que ahora la propia Presidenta debe conjurar.