Colombia da otro paso consistente hacia la concreción de un posible acuerdo de paz, que ponga término a más de medio siglo de conflicto armado interno.
El gobierno del presidente colombiano Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC acordaron, el último fin de semana, dar inicio a la búsqueda de miles de desaparecidos. Para el efecto, se integrará una unidad especial, que tendrá el apoyo de la Cruz Roja Internacional.
El consenso logrado en el sensible tema de la reparación de las víctimas se interpreta como un gesto significativo. Y es así, puesto que empezarán las complejas tareas para determinar qué sucedió con entre 25 000 y 100 000 personas, cuyos rastros se perdieron en medio de las refriegas entre la Fuerza Pública, las guerrillas de las FARC, del ELN y de otros grupos armados fuera de la Ley.
Una de las cifras de desaparecidos sale de la información levantada por el Centro Nacional de Memoria Histórica, una instancia con sede en Bogotá que se encarga de documentar las violaciones ocurridas a lo largo de décadas de enfrentamientos en Colombia.
Pero el acuerdo sobre los desaparecidos toca apenas un pequeño capítulo del extenso volumen de los damnificados que ha causado la ‘guerra’ interna. Esta ha generado una hueste de no menos de 7 000 000 de víctimas, entre muertos, heridos y desplazados.
Entonces, la búsqueda de una solución para los más de 6 millones de desplazados forzados debiera ser otro de los imperativos en los diálogos de paz.