Una vez más se reunieron líderes mundiales a cuya meta -el intercambio fecundo a través del océano Pacífico- debiera adscribir el Ecuador.
No solo la inmensa influencia de los grandes países que tienen en el Pacífico una actividad vocacional y además metas claras, sino los propósitos geoestratégicos del Ecuador, debieran incidir en un cometido de esta naturaleza.
Para el Ecuador, ser solamente observador de este tipo de cumbres es un avance. Pero es también un limitante que podría bloquear los inmensos beneficios de abrir ese gran mercado de Asia para nuestras exportaciones.
Colombia, México y Perú comparten esa mirada y adelantan acuerdos entre sus países, y también participan en esos foros, no solo con entusiasmo sino con mirada abierta y futurista.
Ecuador no debiera quedar al margen de estas iniciativas. Las señas positivas que dio el gobierno del presidente Rafael Correa para ir adelante en un acuerdo con la Unión Europea, marcan el camino que debiera seguirse.
En esa línea, el trabajo técnico del equipo del Ministerio de Comercio Exterior parece avanzar por la ruta correcta. Así, en días pasados, el ministro Francisco Rivadeneira adelantó que las conversaciones con Japón, una de las potencias del Asia, se instalarán.
El mercado japonés es inmenso y la predisposición de sus autoridades parece la mejor. Una apertura, privilegiando los intereses del Ecuador, parece, como punto de partida, una buena noticia.