El déficit de la balanza comercial que experimentó el Ecuador preocupó al Gobierno. Así, el 4 de diciembre restringió las importaciones con el fin de bajar la brecha.
Las medidas arancelarias, que buscaban disminuir las importaciones al país, tenían como propósito atenuar las grandes cantidades de dólares que se van afuera para comprar, no solamente insumos para la industria, sino todo tipo de artículos de consumo.
La promesa de impedir que se vayan del país al menos USD 800 millones cada año quedaron expresadas en cifras más modestas, vistos los datos de la disminución real luego de los primeros cortes de los números oficiales registrados.
Sin embargo, la reacción de los países que ven perjudicadas sus ventas al Ecuador no se dejaron esperar. Primero el Perú acudió ante la Comunidad Andina de Naciones (CAN), con una protesta de varios grupos empresariales del país del sur, que derivó en un expediente contra el Ecuador. El organismo dio 15 días a partir del 15 de junio, pero el asunto todavía no se resuelve.
Esta misma semana se celebró una cita ministerial de Colombia y Ecuador con inquietudes similares. El ministro colombiano Santiago Rojas pidió reglas claras, mientras que el ministro ecuatoriano Ramiro González saludaba que el funcionario colombiano haya entendido el contexto macroeconómico en el cual se desenvuelve Ecuador.
Los diálogos son saludables, más aún en vísperas del anuncio del acuerdo comercial con la Unión Europea.