Al acercarse la medianoche, miles de ciudadanos festejarán el cambio de año. Para despedir a 2010 se acostumbra armar muñecos que simbolizan el fin de una etapa. Los años viejos en la Sierra y los monigotes en la Costa son ya una costumbre arraigada. Junto a la quema de los muñecos, que muchas veces evocan a personajes de la política, el deporte o la farándula, se queman los despropósitos y los episodios que se quiere olvidar.
Este año, según las encuestas y los recorridos por los talleres artesanales donde se elaboran máscaras y monigotes, muchos de los muñecos simbolizarán la insubordinación policial. No faltarán los personajes de la vida pública como el Presidente o los alcaldes y hasta algún dirigente deportivo cuya gestión no fue de éxito.
Junto a la quema del año viejo ha ido creciendo la costumbre de prender fuegos artificiales. Estos artefactos pirotécnicos representan un peligro por su manipulación fallida y hasta por su fabricación rudimentaria. Hace algunos años la acumulación de explosivos con estos fines se ha tipificado como delito -antes era una contravención- y la autoridad busca erradicar su almacenamiento y su venta soterrada. Muchos de estos artefactos llegan al país de contrabando y esta mercadería clandestina se incauta y se destruye.
La quema y los estallidos alteran el silencio de la noche y hoy no será la excepción. Hay que tomar precauciones para evitar tristes accidentes que suelen convertir en tragedia una temporada de festejos.
También es importante moderar el consumo de licor, designar a un pariente o amigo que no beba para que conduzca y hacerlo con sumo cuidado. Es época de precauciones y hay que manejar a la defensiva para evitar accidentes.