El primer día del año es una fecha de renovación, buenos deseos y esperanzas. Lo mismo en el plano personal y familiar, en lo laboral y los emprendimientos, que en las expectativas en la política, la economía y el futuro del país. Para Diario EL COMERCIO es, además, una fecha especial. Es que el primer número de esta casa editorial salió a la luz en Quito el primer día del mes de enero de 1906.
Los convulsos avatares de la vida nacional marcaron rápidamente las primeras dificultades, hasta que el proyecto se fue consolidando.
Quito era una ciudad recoleta, conventual se diría, una capital serrana de un país agrario donde ni la industria ni el comercio dejaban su impronta. Pero en esa mirada progresista se afincaron los ideales de las actividades contemporáneas que marcarían la vida nacional. Los diarios, enfrascados en el debate partidista y el proselitismo ideológico, tenían otro perfil que el elegido por un periódico con afán de profesionalizarse y ser cosmopolita. Este Diario fue convirtiéndose en referente del periodismo ecuatoriano.
Las complejidades de la relación con el poder, por momentos avasallador con la prensa libre, han marcado varias temporadas tensas, pero la sociedad ha privilegiado la libertad de expresión y de opinión y el periodismo serio.
Inmersos en las nuevas tecnologías de la información, nada mejor que el profesionalismo y la credibilidad para enfrentar el compromiso con los temas que animan hoy a los ecuatorianos.