Nuestra historia dio un giro el 26 de junio de 1972, cuando salió de Balao el primer embarque petrolero. Gobernaba el régimen militar de Guillermo Rodríguez Lara. El país cambiaba su visión productiva y energética. A principios del siglo XX, en la península de Santa Elena brotaba petróleo de forma incipiente. Desde 1972 de la selva oriental salió el oro negro que fluyó por el Oleoducto. La primera ciudad marcada por el petróleo fue apodada Lago Agrio (como uno de los grandes campos de Texas).
El Ecuador apuntaló su crecimiento en un producto primario emblemático. Antes fueron el café, el cacao y el banano. Con la etapa petrolera vino el desarrollo, obras de infraestructura significativas se iniciaron (entre ellas, la presa Daniel Palacios, en Paute). Era el tiempo del endeudamiento agresivo. En la riqueza del subsuelo se apalancaban millonarios empréstitos.
El Presupuesto General del Estado creció desde los modestos USD 200 millones a los exorbitantes USD 26 000 de hoy. El oro negro sostiene la economía nacional. Una fortuna de USD 53 000 millones supuso su extracción de 1972 a 2007. USD 70 000 han llegado a las arcas fiscales en los últimos cinco años. Una relación de tira y afloja con las empresas extranjeras desde la visión nacionalista hasta la apertura, han caracterizado la etapa.Para muchos, sin embargo, el petróleo ha supuesto una maldición que fue superponiéndose a la matriz productiva agrícola que caracterizó al pequeño Ecuador de antes de los setenta, sin que el país haya alcanzado hasta hoy un modelo productivo sostenible.En cuanto al medio ambiente, no se ha conseguido el difícil equilibrio entre su protección y el desarrollo económico y social. Hoy, el país depende de un precio internacional que no controla y siembra nerviosismo.