Como suele ocurrir, las conversaciones tripartitas –trabajadores, empresarios y Gobierno– no llegaron a buen puerto y el Régimen terminó imponiendo un alza salarial en el básico de 10,6%, es decir, de USD 28, con lo cual ese salario será desde el 1 de enero en USD 292. También se ajustaron las remuneraciones básicas sectoriales.
Los trabajadores demandaban un aumento de USD 100, los empresarios estimaban que podían asumir sin traumas USD 10 dólares. El Gobierno impuso su fórmula. El doble de la inflación del año pero menor a la cifra proyectada para el 2012 que será de 13,57%. El año que termina el aumento fue de USD 24, es decir un 10%.
Los sectores productivos ven con preocupación el impacto que esto pueda generar. Temen que algunas empresas especialmente medianas y pequeñas no puedan asumir el alza. Hay dirigentes gremiales que piensan que el aumento genera inflación y otros señalan que no es la mejor manera de combatir la inflación.
Los trabajadores, o al menos sus dirigentes sindicales, estiman que la pérdida del poder adquisitivo se sitúa en el 40%
La idea del Gobierno es tratar de acercarse en el año 2013, año de elecciones presidenciales, al salario digno con un nuevo incremento que se fijaría a finales del año que se inicia.
Nadie desconoce que subir los salarios es algo justo; sin embargo, el número de ecuatorianos que se dedican a las actividades informales y que engrosan las filas de subempleados no tendrán aumento alguno, pero sí recibirán los impactos en el alza de precios.
El incremento del salario básico atañe a 270 000 trabajadores, según las autoridades del ramo. Esto equivale apenas al 6% de la población económicamente activa (PEA).