A menos de un mes de las elecciones todavía surgen denuncias de personas que muestran fichas de empadronamiento de sus familiares fallecidos y desaparecidos años atrás. La interrogante es cómo realizó la depuración del padrón el Consejo Nacional Electoral.
El organismo terminó la última depuración en octubre pasado y sin embargo siguen apareciendo inconsistencias. Concretamente, las autoridades electorales han recibido en estas semanas 12 pedidos de información de personas que aseguran que sus parientes constan en el padrón y están habilitados para votar en los comicios del próximo 19 de febrero.
Las alertas sobre los problemas en el padrón no son nuevas. En octubre pasado, Néstor Marroquín, auditor calificado por las organizaciones sociales ante el CNE, renunció tras denunciar inconsistencias en el 8% del registro electoral. Entonces, habló de la existencia de extranjeros que constan como ecuatorianos, duplicación de números de cédula y fallecidos empadronados.
Aunque las autoridades electorales anunciaron que han solicitado clarificaciones al Registro Civil, llama la atención que las inconsistencias no se hayan corregido a tiempo. Esto despierta dudas sobre la precisión de los datos, que son el soporte de las elecciones. Y abre la puerta a todo tipo de denuncias sobre un posible fraude.
El Frente de Defensa Nacional, integrado en Cuenca, también alerta incongruencias entre el padrón y el número de votantes. 12,8 millones de electores están acreditados en el padrón, incluyendo votantes en el exterior. Si este dato fuera preciso la población total del país llegaría a 17 millones, advierte el colectivo, al señalar -con base en cifras del INEC- que habrían 1,6 millones de “votantes fantasmas”, en exceso, que podrían inclinar los resultados a favor de un candidato. Desde distintos sectores, en varios momentos, se ha denunciado la parcialidad del CNE con el oficialismo. Hoy más que nunca, es indispensable que el ente muestre imparcialidad y transparencia.