Sí, a perder el miedo. Me pueden decir, “ya lo perdimos ante el poder, con las movilizaciones desde el pasado junio del 2015”. Esa es una de las facetas, que pasó a una tregua con la visita del papa Francisco.Pero, hay otro miedo: el de invertir en el Ecuador.
En varios sectores se evidencia. Quizás el más visible es el de la construcción, importantísimo en la generación de puestos de trabajo.
Tiene razón el presidente Correa en señalar que el Biess está desembolsando créditos hipotecarios, pero esos son para proyectos concluidos y la expectativa puede mantener proyectos en desarrollo, en cuanto a viviendas para personas de ingresos de medios para bajos, pero los que todavía estaban por iniciarse –con planos, documentación completa y con permisos de construcción- se frenaron, aun cuando sean para los sectores indicados, en cuanto a nivel de ingresos.
Los propietarios de los terrenos y/o promotores y las personas que han hecho reservas, primero quieren conocer reglas claras, antes de comprometerse con obligaciones y pagos futuros.
La frase repetida de que la hipertributación que se pretende legislar para dos impuestos – el de las herencias y el de la plusvalía- que por décadas existen, pero con tarifas que el Gobierno considera exiguas, no es para recaudar ingresos, sino para redistribuir la riqueza en el Ecuador, genera temores, justamente por loque el poder puede pretender como redistribución, que no debe consistir en financiar la multiplicación del gasto público, no siempre con prioridades para los de menores ingresos, sino para un estado de propaganda en pro de extender su control del poder.
La mejor conducta de los gobernantes para convencer de sus intenciones en el ejercicio del poder, debe ser la transparencia de la información, en todos los órdenes, con acceso ilimitado a las fuentes de información.
En lo público y lo privado, la propaganda puede trasmitir menos o más de verdad, pero no necesariamente toda la verdad. Y esto último es lo que se requiere.
Cuando haya transparencia y la verdad deje de ser una palabra –realmente se abusa de esta- para convertirse en una evidencia, podrá renacer confianza y se perderá el miedo para vivir e invertir en el Ecuador.
Cuando alguien expresa que dice la verdad y pide que los que le cuestionan prueben que miente, no actúa bien, porque esa persona debe probar que dice la verdad, sin requerirle que primero los otros prueben que él miente.
Debemos dejar atrás, como episodios vividos, las frases del papa Francisco. Él ha declarado que le molesta que se le quiera poner intenciones coyunturales a sus palabras. Citar pensamientos y reflexiones halaga al citado, exagerar en su repetición –demasiado fue la expresión del Papa- aun cuando sea con las mejores intenciones, puede mal entenderse.