La aparente bonanza que vive el Ecuador, producto en gran medida de los altos precios del petróleo, no es para siempre. De acuerdo al actual secretario de Hidrocarburos, Andrés Donoso, las reservas remanentes de crudo bordean los 2 000 millones de barriles. Si se toma en cuenta que el Ecuador exporta diariamente cerca de 520 mil barriles diarios (188 millones de barriles por año), las reservas se acabarán en 10,6 años.
Esta situación podría eventualmente cambiar si se dedicaran mayores esfuerzos a exploración de nuevos campos. No obstante, desde 2007 el actual Régimen se ha dedicado a usar las reservas. En 6 años de gobierno se han consumido el 22% de las reservas totales.
Aunque han existido iniciativas de recuperar la producción de los campos maduros, los esfuerzos han sido insuficientes. Estos tienen más de 30 años de operación, por consiguiente la declinación de la producción es un hecho.
La situación es tan delicada que el presidente Correa está a un paso de explotar los campos Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT). Autoridades del ramo han anunciado que próximamente se licitarán 20 nuevos bloques de la parte suroriente, varios de estos ubicados en el Parque Nacional Yasuní. Sin embargo, la incorporación de estos campos significará 990 millones. 5 años más de crudo a un ritmo de 520 mil barriles diarios.
Preocupa que la incorporación de nuevas reservas ha alcanzado apenas el 28% del consumo. La regla es que por cada barril extraído se incorpore un barril en reservas probadas y certificadas.
El marco jurídico y contractual actualmente existente en el Ecuador no brinda condiciones para que las empresas privadas puedan invertir, principalmente en las fases de exploración y descubrimiento de nuevas reservas de crudo. La nueva ley, los cambios tributarios y la renegociación de los contratos (pese a beneficiar en mayor medida al Estado ecuatoriano) no han contribuido para que el sector crezca, se expanda y fortalezca.
Un aspecto positivo del lado de las empresas petroleras estatales ha sido la implementación de metodologías de “recuperación mejorada de crudo” (Metod). Petroamazonas planea aplicar esta metodología a los campos Paca sur, Edén Yuturi y Palo Azul, así como en Balsayacu y Jatun Pamba. Esto, aunque no amplía las reservas, permitirá optimizar y potenciar la producción en un 6%. Es decir, cerca de 7 millones de barriles hasta el 2016 y 63 millones de barriles del 2016 al 2030.
Pese a esto, el problema de fondo persiste: las reservas de petróleo se acaban. ¿Qué va a pasar luego? ¿Vamos a recurrir a la explotación de otros minerales? ¿Es coherente y sustentable a largo plazo basar una economía en un modelo extractivista y rentista?