Dado que las próximas elecciones van a ser el 19 de febrero, al día siguiente habrá un ganador (o ganadora) o dos finalistas cuyos equipos deberán sentarse a diseñar los lineamientos del plan económico a aplicarse desde el cambio de mando del 24 de mayo.
Y son dos los temas que tendrán que aclarar con urgencia absoluta: la sobrevivencia inmediata de la economía y su adaptación a una nueva realidad.
Para el tema de la sobrevivencia inmediata, lo que se necesita es una inyección importante de liquidez, al igual que una reprogramación de la deuda: un canje de deuda de la actual, cara y de corto plazo, por otra con tasas más bajas y plazos más largos. Y la única manera de lograr las dos cosas (inyectar liquidez y canjear la deuda) es recurriendo a los organismos multilaterales y presentándoles un plan sensato para poner en orden la economía.
Este tema es tan importante que, en caso de que en la primera vuelta hubiera un único ganador, él (o ella) debería sentarse a negociar inmediatamente con las instituciones multilaterales (que son las únicas que en estos momentos pueden darnos liquidez a plazos más largos y a tasas más bajas). Y si hubiera una segunda vuelta, las negociaciones deberían empezar ni bien se conozcan sus resultados.
Hasta ahí, los temas de sobrevivencia inmediata de la economía. Lo siguiente, la adaptación a una nueva realidad es mucho más complejo, pero de eso dependerá la capacidad del país de recuperarse y volver a despegar.
Porque si bien es evidente que es insostenible seguir siendo un país costoso, sobreendeudado, inflexible y adicto a un alto precio del petróleo, no es tan obvio el cómo regresar a ser lo que éramos hasta el 2005: un país que crecía y que era competitivo, a pesar de tener un bajo precio del petróleo.
Muchas cosas tienen que ajustarse para que volvamos a ser un país normal. Muchos precios tienen que ajustarse hacia abajo y eso es complejo por la inflexibilidad que siempre ha caracterizado a la economía ecuatoriana y que en los últimos años ha sido llevada a niveles de absoluta rigidez.
Por ejemplo, los salarios del sector público tienen que negociarse hacia abajo y posiblemente también los del sector privado. Tiene que volverse a la contratación por horas es clave que se vuelva a tener contratos laborales por tiempo definido. Si no se hace todo esto, el ajuste se va a dar con más desempleo y menos producción.
Y algunos precios se deberán ajustar para arriba, sobre todo, tasas de interés. Y todo esto será en un proceso complejo, difícil y lleno de riesgos pero esa será la única manera de salir del hoyo en que nos han metido, hoyo en el cual la economía no funciona si el precio del barril es inferior a USD 100 y si el gasto público no crece todos los años. Hoyo que nos ha convertido en el segundo país de América Latina que más se contraerá este año.