El Ecuador ha devenido en un actor internacional de peso.
Está en movimiento, sin dudas se ha convertido en un país que no se conforma, que expande sus mercados y que crece a través de acuerdos con otros países del mundo.
Esos acuerdos buscan ser beneficiosos para los intereses de todos los ecuatorianos.
Ecuador es un país de puertas abiertas, que cree en la importancia del relacionamiento con el mundo, en la medida en que muchas de las respuestas a los principales desafíos que se plantean hoy demandan de soluciones compartidas.
En momentos en los que la discusión proteccionismo vs libre comercio está –una vez más- presente en el mundo, Ecuador da muestras de su enorme potencial, estableciendo acuerdos positivos con otras naciones en materia económica y comercial, sin resignar por ello soberanía.
Recientemente, dos hechos de gran trascendencia pasaron desapercibidos ante las miserias de la oposición, de los mariscales de los fracasos del pasado y los agoreros de siempre, hoy tan preocupados por difundir malas noticias en el marco de la campaña en curso.
En este marco, los acuerdos con la Unión Europea y las relaciones con la república popular China sobresalen por el impulso que darán al desarrollo del país.
En el caso del acuerdo con la Unión Europea, el beneficio de exención de aranceles en la mayoría de las exportaciones ecuatorianas a un mercado con semejante tamaño es una excelente noticia para los exportadores y para el conjunto de los ecuatorianos también.
La inauguración de la hidroeléctrica Coca-Codo Sinclair, la obra más grande construida en Ecuador, -financiada con ayuda de China- es también un logro que va a perdurar y proveer de energía a ecuatorianos y a ciudadanos de otros países a los que se podrá exportar dicho insumo estratégico.
Pese a que a muchos parece no gustarle lo sucedido, es innegable que Ecuador es un país que está de pie, que ha recuperado su dignidad soberana, y que negocia en posición de igualdad, ante actores tan importantes como son Unión Europea y la República Popular China.
Mientras el escenario internacional se reconfigura al ritmo de los nuevos liderazgos que aparecen, Ecuador no pierde de vista el bienestar y la calidad de vida de su gente en el largo plazo.
Ecuador avanza a pesar de las adversidades y negocia con otras grandes naciones del mundo no sólo con fortaleza y dignidad, sino con la prioridad puesta siempre en un desarrollo económico que beneficie a todos los ecuatorianos por igual.
Cuando de relacionarse con el otro se trata, ¿qué mejor que hacerlo desde un lugar de respeto mutuo?
Eso es lo que Ecuador intenta hacer en el mundo.
Y mal no le va…